miércoles, 19 de mayo de 2010

ventajas de la inflacion baja

Dos hechos económicos divulgados la semana pasada demuestran, entre muchas otras, las ventajas que tiene una inflación a la baja.

El primero fue el anuncio de que los índices de pobreza y de indigencia se redujeron durante 2009 con relación a los de 2008. En efecto, según el comunicado conjunto de Planeación Nacional y el Dane, durante el último año el índice de pobreza bajó de 46% a 45,5%, y el de pobreza extrema -o sea el de la indigencia- del 17,8% a 16,4%.

El gobierno salió inmediatamente a cobrar para sí este pequeño éxito. Divulgó profusamente el comunicado y convocó a una eufórica rueda de prensa.

Sin embargo, entre los observadores hubo inmediatamente un sentimiento de escepticismo.

¿Cómo se explica -se preguntaron- que habiendo sido el 2009 un año de crecimiento económico cercano a cero, disminuyeran la pobreza y la indigencia, cuando en los años de mal crecimiento económico lo que sucede normalmente es lo contrario: que la pobreza se incrementa?

La respuesta a este acertijo la proporcionó el mismo comunicado conjunto de Planeación-Dane donde puede leerse: "Después de un considerable aumento (más del 25%) en el precio de los alimentos entre enero de 2007 y diciembre de 2008, en 2009 la inflación de alimentos fue inferior a la del resto de productos.

Este comportamiento redujo el valor de la canasta básica de alimentos que se toma como referencia para estimar el porcentaje de personas en extrema pobreza".

O sea, el factor decisivo para explicar la pequeña reducción que hubo en los índices de pobreza e indigencia fue la baja de la inflación.

Quien debería sacar pecho entonces es el Banco de la República más que el Gobierno. De no haber sido por el comportamiento satisfactorio de la inflación de alimentos del año pasado, los indicadores de pobreza e indigencia habrían seguido subiendo inclementemente.

Pero, claro, no caigamos en excesivos entusiasmos por esta reducción minúscula en los índices de pobreza e indigencia.

El comunicado Planeación-Dane, que recoge el informe anual de la misión de "empalme de miseria y pobreza (Mesep), revela lo que es la verdad pura y dura: que en Colombia sigue habiendo cerca de 20.5 millones de pobres, de los cuales 7,2 millones están en la indigencia. Acaso los índices más altos de América Latina.

La otra noticia económica de la semana pasada tiene que ver también con el buen comportamiento de la inflación. Sorpresivamente la Junta Directiva del Banco de la República resolvió bajar su tasa de interés de referencia del 3,5% al 3%. Esta es una buena noticia que ayudará a reanimar la economía.

El Banco de la República se atreve a dar este interesante paso (cuando la mayoría de los bancos centrales lo que están haciendo es devolviéndose de las abruptas bajas de tasas de interés que decretaron el año pasado) solo porque la inflación colombiana está a la baja y controlada.

Si esto no fuera así, no habría habido la menor posibilidad de que el Banco de la República hubiera tomado esta determinación.

Son dos ejemplos que ilustran la importancia que tiene para cualquier país mantener la inflación a raya.

Como afortunadamente lo hemos logrado en Colombia desde 1999. Desde cuando logramos reducir a esta peligrosa bestia de la inflación en los estrechos límites del corral de un solo dígito.

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